Trigémino-Ganglio de Gasser
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La neuralgia del trigémino, también llamado “tic doloroso”, es una enfermedad que afecta al nervio trigémino o 5º nervio craneal, uno de los nervios más largos de la cabeza. El nervio trigémino es el responsable de la transmisión de la sensibilidad de los impulsos nerviosos del tacto, dolor, presión y temperatura hacia el cerebro desde la cara, la mandíbula, las encías, la frente y alrededor de los ojos.
Si bien puede estar causada por la compresión de vasos sanguíneos, tumores y malformaciones vasculares, su mecanismo del dolor sigue siendo desconocido. La enfermedad es más común en mujeres que en hombres (60% frente a 40%) y raramente afecta a los más jóvenes de 50 años.
Los pacientes con esclerosis múltiple tienen un mayor riesgo de padecerlo, aunque la inmensa mayoría de los que tienen neuralgia del trigémino no padecen esclerosis múltiple. No es infrecuente que el paciente consulte con el dentista creyendo que el dolor de la mandíbula es debido a problemas de los dientes, por lo que puede sufrir extracciones dentales innecesarias.
La neuralgia del trigémino se caracteriza por un dolor lancinante, o tipo choque eléctrico, súbito y severo, sin señales de aviso, que típicamente se siente en un lado de la mandíbula o la mejilla.
El dolor puede ir aumentando, para luego descender y volver a aumentar, para desaparecer bruscamente. Los ataques de dolor, que generalmente duran varios segundos y que pueden repetirse uno tras otro, pueden ser desencadenados por hablar, cepillarse los dientes, afeitarse, tocarse la cara, masticar o tragar. También pueden interrumpir el sueño, despertando al paciente del sueño más profundo. Durante los periodos de dolor, los ataques ocurren cientos de veces al día, pueden ir y venir durante el día y durar varios días, semanas o meses durante cierto periodo de tiempo, para desaparecer luego durante meses o años, y el dolor está totalmente ausente en estos periodos. La recurrencia del dolor es casi siempre en la misma zona de la cara, aunque tiende a extenderse.
Diagnóstico
El diagnóstico se suele realizar en función de la historia médica del paciente y de la descripción de las características del dolor. Puesto que no existe ninguna prueba diagnóstica actualmente disponible que confirme la presencia de la neuralgia del trigémino, las técnicas diagnósticas de imagen, como la tomografía computarizada y la resonancia magnética, se utilizan con frecuencia para descartar la presencia de un tumor u otras alteraciones que pudieran ser causa del dolor. Junto con la historia médica y la exploración general, se realiza una exploración neurológica para determinar los estímulos desencadenantes, las zonas hipersensibles y la localización exacta del dolor. La exploración debe incluir la inspección de las córneas, las fosas nasales, las encías, la lengua y el interior de las mejillas para determinar la forma en que esas zonas responden al tacto y a los cambios de temperatura, calor y frío.
Tratamiento farmacológico
En la mayoría de los casos, el tratamiento de la neuralgia del trigémino empieza con una terapia a base de fármacos anticonvulsivantes, con el objetivo de suprimir la transmisión de los impulsos del nervio trigémino. La mayoría de los pacientes experimentan cierto alivio, pero eventualmente pueden desarrollar tolerancia a la carbamazepina y dejan de responder tras meses o años de tratamiento.
Bloqueo nervioso
Cuando la terapia con fármacos no es útil, se ensayan los procedimientos invasivos. El bloqueo nervioso mediante anestésicos locales que se inyectan en las zonas “gatillo” o desencadenantes, o en las zonas del dolor, pueden proporcionar un alivio temporal. Las inyecciones de glicerol, que pueden administrarse bajo anestesia general o tras sedación intravenosa, pueden destruir las fibras que conducen los impulsos desencadenantes, con menor pérdida sensorial. Aún cuando las inyecciones de glicerol tienen una elevada tasa de respuesta inicial, la incidencia de recurrencia del dolor es elevada, a los cinco años.
Tratamiento mediante radiofrecuencia
La radiofrecuencia, implica la lesión del ganglio de Gasser, la gran raíz plana del nervio trigémino, y está indicada para neuralgias de la II y III ramas y no en las de la I.
Mediante guía radiológica, se inserta una aguja (electrodo activo) a través de la mejilla hasta el interior de las raíces detrás del ganglio de Gasser para enviar una corriente de baja energía y alta frecuencia (400.000 Hz). La corriente resultante provoca una fricción de los iones, produciendo calor en el tejido; esta producción será máxima en el área de mayor densidad de corriente, es decir, alrededor del extremo activo del electrodo.
Existen dos modalidades para aplicar esta técnica, la radiofrecuencia convencional y la radiofrecuencia pulsada.
La radiofrecuencia pulsada consiste, en la administración controlada de pulsos de calor que no excedan los 42 °C, con la finalidad de alterar la transmisión dolorosa al cerebro (neuromodulación) sin llegar a su destrucción (neurolisis). Los tejidos se exponen no sólo a una temperatura determinada sino que también son expuestos a un campo electromagnético, y este a su vez parece que tiene un efecto biológico a nivel intracelular, por lo que no se produce desnaturalización de proteínas ni destrucción de tejido nervioso.
El mecanismo consiste en exponer al nervio a un campo eléctrico de alta frecuencia durante 20 ms seguido de una pausa de 480 ms que permite eliminar el calor generado.
La ventaja principal de la la radiofrecuencia pulsada es que puede repetirse las veces que sea necesaria sin riesgo de producir sintomatología derivada de la destrucción nerviosa (hipoestesia facial y corneal, disestesia, anestesia dolorosa, etc).
Pronóstico
La enfermedad se caracteriza por recurrencias y remisiones y las sucesivas recurrencias pueden incapacitar al paciente. A causa de la intensidad del dolor, incluso el temor anticipado del ataque puede impedir cualquier actividad. La neuralgia del trigémino no amenaza la vida del paciente. Sin embargo, el resultado es un paciente física y mentalmente incapacitado, que tiene temor de comer y evita actividades higiénicas personales. Cuando el dolor es especialmente intenso y prolongado, predispone a la depresión e incluso a tendencias suicidas.
Radiofrecuencia
- Temperatura neural superior a 45ª = lesión.
- Frecuencias > 250kHz producen campo electromagnético alrededor del electrodo activo.
- La corriente fluye desde el electrodo activo al pasivo.
- Temperatura del electrodo activo equilibra con la temperatura de los tejidos circundantes.
- El calor no se emite desde el electrodo sino por la fricción en la disipación de la corriente iónica en el medio líquido del tejido a lesionar. Es el tejido el que genera el calor y no el electrodo.
Indicaciones:
- Neuralgia del trigémino.
- Radiofrecuencia de facetas y cervicales como tratamiento del dolor cervical y lumbar.
- Lesión del ganglio estrellado.
- Simpatectomías: Distrofia simpático-refleja, dolor mantenido por el simpático, vasculopatías periféricas, dolor lumbar de origen discogénico.
- Lesión del ganglio dorsal.
- Neuralgia intercostal.
- Rizotomías.
- Lesión del ganglio esfenopalatino para tratamiento de la cefalea en racimos.
- Fascitis plantar.
- Cordotomías en el tratamiento del dolor unilateral oncológico.
- Radiofrecuencia intradiscal.
- Radiofrecuencia de las raíces sacras.
- Radiofrecuencia de nervios periféricos: Supraescapular, abdominogenital, cubital, poplíteo…
- Radiofrecuencia de C1-C2 para tratamiento de la neuralgia Occipital.
- Radiofrecuencia del nervio obturador para tratamiento de la coxartrosis.
Artrosis de cadera